Para poder ofrecer el mejor servicio y atención en cada una de las intervenciones que iniciamos, se reserva un espacio y un tiempo de trabajo para que el proceso terapéutico pueda efectuarse con las máximas garantías.

Es por ello que las cancelaciones o modificaciones de cita sin la antelación debida causan un grave trastorno en el funcionamiento a, no solo el profesional que te acompaña, sino a las otras personas que están dejando de poder disfrutar y utilizar ese espacio de tiempo que les permitiría avanzar en su proceso.

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De esta manera, y con el propósito de garantizar un mejor servicio y atención, la cancelación o aplazamiento de una cita ya reservada debe hacerse con un mínimo de 24 horas de antelación. Por ejemplo, si está prevista para un martes a las 17.00, tendrá hasta el lunes de esa semana antes de la hora establecida para modificar o cancelar la cita. En caso contrario, las citas que no se cancelen con ese margen de tiempo implicarán el coste íntegro del coste de la sesión y dicho pago deberá hacerse con anterioridad a la próxima sesión que se agende.

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Esto permite la posibilidad de poder reorganizar la agenda con el suficiente margen de tiempo y brindar la posibilidad que otra persona pueda disfrutar de este tiempo.